De mi libro "perdí las estrellas"


LA RADIO

Las luces se iban apagando. Mamá nos daba un beso y nos remetía la ropa de la cama para que no cogiéramos frío, salía en silencio como una luz fugaz en las sombras del cuarto. Cuando oía la puerta de su habitación cerrarse yo me levantaba con sigilo, y cogía la radio. Buscaba la onda corta, y me conducía sonámbula hasta mi cama, percibía el universo entero, desde el rugido del dial mal sintonizado, aquellas emisoras lejanas eran como estaciones solas, pobladas de estrellas. Cruzaba absorta las invisibles escarchas del receptor cuando captaba las estepas nevadas de Rusia, y por unos instantes yo salía de mi dormitorio y dejaba una huella como una flor de nieve, en la plaza roja de Moscú, con la mejilla aplastada sobre la almohada, conatos de palabras extrañas retiraban mi sueño y advertían que entraba en otros mundos, y el resplandor de las estrellas de Israel, alumbraron mi corazón como las luminarias deSan Juan, cundían la miel y los membrillos; por las sábanas blancas, por los sonidos inconexos que se reemplazaban en la aguja del dial, me tornaba en un ave viajera, volando por el lindero de las ondas hertzianas. El sueño placentero se alistaba en mi lecho con los cantos del Tuareg.Yo era una bailarina volátil que cruzaba el alma del desierto, en un hilo de oro, en una cinta de silencio.