De mi libro "la alfombra de la palmera y la media luna"





Tu entierro fue como de costumbre hacen los que están vivos, lamentarse y olvidar pronto, ¿sabes lo que canta tu viento cuando miro el guión del horizonte donde tú estás, cuando los insectos revolotean en el atardecer y los ojos verdes de un gato ronronean serenos?, ¿sabes qué me dice tu canto?, que no guarde rencor.

Este cementerio apenas tiene un árbol, sólo tumbas y olvido.

Mi dulce niña si reposaras a orillas del Nilo entre palmeras y olivos. Algún día te llevaré allí, para que duermas en la  arena, con el duelo de las dunas, los llantos crispados del viento, y   golpecitos del sol en las mañanas, el ruido del río luciendo de azul sólo para ti. 


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